80 horas são quantos dias sendo 3 horas por dia


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ANÁLISIS DE TUNJA-ELIMINACIÓN DEL ÁZOE Y DEL FÓSFORO.

Los cuadros de la segunda serie están también divididos en tres partes y cada uno de los números corresponde a los mismos individuos que figuran en los cuadros anteriores. En los cuadros, que se verán en seguida, se encuentra la repartición del ázoe, según los distintos materiales eliminados en 24 horas.

El cálculo del ázoe, que corresponde a cada uno de los materiales, fué hecho de la manera siguiente:

AZ 14 Para obtener el ázoe amoniacal basta multiplicar el amoniaco por

0.824. AzH3

17

Az? 28 El ázoe de la urea se obtiene multiplicando por la urea a

=0.4667. El

COAz2H4 60 ázoe de la xantina, multiplicando a esta por C5HAz`03152

Az4 56

=0.3648. El ázoe del

56 ácido úrico es igual a

C'H'Az-02-168

=0.334=1/3, de modo que para obtener el ázoe del ácido úrico basta multiplicar la cifra obtenida de este ácido en las 24 horas por .334, o sacarle la tercera parte.

El ázoe púrico total es la suma de los dos anteriores. Representa, como ya dije, el núcleo púrico solamente, y no comprende el ázoe aminado de la adenina y de la guanina.

En estos mismos cuadros se encuentra también el tanto por ciento del ázoe con que cada uno de estos cuerpos contribuye a la cifra del ázoe total.

La suma de éstos tantos por ciento representa la cantidad de ázoe determinado, por oposición lo que se llama en el cuadro fracción de ázoe indeterminado; es decir, de todas las sustancias que no han sido dosadas individualmente. En las últimas líneas de los cuadros se encontrará el fósforo de los fostatos el cual

P2 62 se obtiene multiplicando la cifra de P’Oʻ por P205162

=0.437.


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DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS OBTENIDOS.

Si se quiere sacar alguna enseñanza del cuadro de promedios de los noventa y seis análisis en general, de cada clase social en particular, es indispensable conocer el resultado de análisis hechos recientemente en Europa y tenidos allí como precisos.

La comparación posterior entre los resultados obtenidos en Bogotá y los obtenidos en Tunja, nos dará preciosas enseñanzas sobre el metabolismo azoado entre nosotros.

Antes de hacer comparaciones y como punto de partida, voy a permitirme trascribir el cuadro de resultados medios obtenidos por Maillard, el cual es considerado en Francia “como uno de los documentos más completos que se posee en la hora actual sobre la orina del hobre con régimen mixto, puesto que los análisis se hicieron por los procedimientos más precisos conocidos hasta entonces y que cada una de las cifras del cuadro representa el promedio de sesenta determinaciones.” Tiene además, en el caso presente la inmensa ventaja de que los resultados fueron obtenidos casi en su totalidad y con ligeras variaciones, por los mismos métodos de análisis empleados

He aquí estos promedios de eliminación en veinticuatro horas: Volumen....

1.810 | Parte del ázoe del ácido úrico Acidez (en hidrógeno).

por 100 de ázoe total........ 1. 43 Amoniaco,

1. 11 Parte del ázoe de las bases púriUrea...

27. 64 cas por 100 de ázoe total.... .22 Purinas básicas.

Parte del ázoe silicotúgstico Ázoe total....

15. 87 por 100 de ázoe total........ .57 Ázoe amoniacal.

.91 Fracción determinada de ázoe Ázoe de la urea.

12. 09
por 100...

88. 85 Ázoe púrico total..

. 262 Fracción indeterminada de Ázoe del ácido úrico. .227 ázoe por 100......

11. 15 Ázoe de las bases púricas. .035 Anhidrido fosfórico.

2. 19 Ázoe silicotúngstico ... .090 | Fósforo de los fosfatos.

.96 Parte del ázoe amoniacal por

Relación atómica.

1:37.9 100 de ázoe total....

5. 73 Parte del ázoe de la urea por 100 de ázoe total.....

81. 29 Si se comparan estos resultados con mi cuadro de promedios se observan diferencias considerables en la mayor parte de las cifras: diferencias que no pueden atribuirse a

res de técnica porque, omo ya dije, los análisis se hicieron por los mismos métodos que empleó Maillard y algunos procedimientos más precisos no conocidos en la época en que hizo sus análisis este distinguido fisiólogo. Además, los reactivos fueron titulados con el mayor escrupulo y usando medidas de las más precisas conocidas.

Analicemos separadamente: 1o. Los productos de desintegración albuminoidea. 2o. Los de desintegración núcleo proteica: (39) ázoe total. (4°) ázoe indeterminado. (5°) fósforo. (6°) acidez.

I. Productos de desintegración albuminoidea.—Lo primero que llama la atención al hacer la comparación de los dos promedios es que hay en los míos una disminución de la urea (de 10.23) disminución más considerable que la encontrada por el Dr. del Río pues él encontró en algunos casos hasta 36 gramos en las 24 horas. Es posible que esta desproporción de cifras obtenidas en la misma localidad sea debida a que el Dr. del Río al medir la urea por el procedimiento gasométrico no eliminó—o no lo hizo hasta donde es posible hoy-las causas de error debidas a las variaciones de temperatura y de presión atmosférica así como las causadas por el ácido úrico, las bases púricas y el amoniaco.

Esta disminución de la excreción de la urea entre nosotros en parte relativa porque hay al mismo tiempo una disminución del ázoe total diferencia que es de 4.06 en las 24 horas. Pero se verá que la primera es también real si se compara la cifra


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Quiere esto decir que hay entre nosotros una inactividad en las trasformaciones orgánicas y especialmente en las oxidaciones.

¿A qué es debida esta inactividad?

Vimos atrás que el organismo animal no es como un horno cuya temperatura puede elevarse a voluntad con una mayor cantidad de combustible. De manera que si las combustiones bajan en personas que tienen recursos para proporcionarse toda clase de alimentos siendo estos alimentos de composición química igual a los empleados en otras regiones como lo he demostrado por mis análisises forzoso concluir que, al menos el factor más importante de esta deficiencia de combustiones no es la cantidad de combustible sino se debe a otras causas que dependen probablemente de una degeneración fisiológica en los individuos.

Hay casi seguramente entre nosotros una disminución de los fermentos encargados de verificar estas trasformaciones y especialmente de oxidasas.

La insuficiencia de estos fermentos debe provenir de una falta de actividad de las glándulas encargadas de secretarlos: hipótesis que sería muy interesante confirmar y sobre la cual dejo adelantados los hechos demostrados con este estudio.

En un estudio muy bien elaborado y documentado que presentó el Dr. Luis Felipe Calderón al Segundo Congreso Médico Nacional, sobre sindromos poliglandulares en la antiplanicie y que fué justamente elogiado, llega entre otras a las siguientes conclusiones: (1°) Son frecuentes en la altiplanicie los sindromos poliglandulares y predominan en ella los causados por hipofunción; (3°) existe en la altiplanicie un infantilismo visceral hepático, de origen hipofisiario, compatible con la integridad funcional del hígado, pero que lo predispone a la insuficiencia y lo inhabilita para la superac

у tividad que suscitan los climas cálidos; (50) las cardiopatías de las menopausia, frecuentes en la altiplanicie, implican el tratamiento por la opoterapia ovariana.

Las causas de la disminución de la actividad orgánica pueden ser múltiples, sólo hablaré de tres, para no extenderme demasiado, que son en mi concepto las que merecen más atención; es la primera la influencia de la zona de que me ocuparé en las conclusiones, y las otras dos son ambas relacionadas con nuestras costumbres: la vida sedentaria y la clase de alimentación.

El hombre de la antiplanicie, sobre todo el hombre perteneciente a clase social un poco elevada, pasa su vida en una quietud casi absoluta y entregado a un ejercicio intelectual permanente y forzado. Desde muy temprana edad concurre a la escuela primaria, donde sólo se le dejan algunas horas de descanso, y el resto del día lo pasa en un recogimiento absoluto, dedicando muy poco o ningún tiempo para atender a desarrollo físico.

Nuestros colegios de educación secundaria son todos escasos de espacio y si en algunos de ellos se distrae algún tiempo para los juegos y la gimnasia no se les dedica

y el tiempo necesario ni se hacen con método. Por otra parte, todavía no se han aclimatado entre nosotros los métodos modernos de instrucción, con los cuales se aprende mucho y se trabaja poco intelectualmente: todavía se fatiga el cerebro de los jóvenes con una cantidad excesiva de estudios, muchos de los cuales están archivados por inútiles en todo país civilizado.

Y si esto se dice de los hombres otro tanto podría decirse de las mujeres en cuanto a la vida sedentaria se refiere.

De aquí que el Dr. Calderón diga en la última conclusión del estudio mencionado: "La higiene escolar de la altiplanicie debe velar por los progresos del desarrollo físico y proveer a su deficiencia con cambios de clima adecuados a la actividad fisiológica de las glándulas que lo rigen.” 1

A las conclusiones del Dr. Calderón sobre insuficiencias poliglandulares puedo agregar que en mi práctica de laboratorio he tenido ocasión de encontrar en exámenes hechos para la compañías de seguros azúcar en las orinas de individuos cuyo examen clínico no deja sospechas de perturbación de salud alguna.


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una cantidad normal de ázoe en las orinas, se ve por los análisis que hice de los principios alimenticios, que éstos son por lo menos tan ricos en nuestra altiplanicie como en la zona templada.

Pero esto no excluye el que en las clases no acomodadas pueda tener influencia la insuficiencia de la alimentación y el uso de la chicha, bebida que parece ejercer una acción depresora sobre la nutrición general.

III. La causa de este retardo es probablemente una deficiencia orgánica en la elaboración de los fermentos encargados de verificar el metabolismo celular, especialmente de oxidasas. Y como se sabe que estos fermentos son elaborados por distintas glándulas del organismo, pudiéramos decir en otras palabras: insuficiencia poliglandular a este respecto.

IV. Todas estas manifestaciones de un retardo en la nutrición, parecen más bien aumentar que disminuir con la altura, como se ve por la comparación de las observaciones tomadas en Bogotá y en Tunja, ciudades de alturas un poco diferentes.

Perod cuál es la causa eficiente de esta deficiencia orgánica?

El problema es demasiado difícil para poderle dar actualmente una solución y sería petulancia pretender hacer más que formular teorías más o menos aceptables y dejar que otros le den la solución satisfactoria.

Algunas consideraciones me inducen a creer que la causa en cuestión tiene una relación con la zona en que vivimos, entre ellas la observación hecha por todo viajero de la depresión volitiva de la apatía muscular de los habitantes de la zona intertropical.

Peroz cuál es esa causa? Teorías y teorías pueden emitirse.

Quizá no deje de tener alguna influencia la pobreza de nuestra alimentación en albuminoideos animales así como lo sedentario de nuestra vida; aunque esto último puede ser más bien efecto que causa.

Algunos creen que la falta del cambio de estaciones, la constante repetición de una misma sensación, enerva los sentidos e influye sobre la nutrición general, a la manera que una luz igualmente coloreada acaba por producir perturbaciones visuales e intele tuales o que la repetición del mismo manjar que no se cambia acaba por producir perturbaciones digestivas.

En alguna otra parte he leído la teoría de que la tierra en su movimiento de rotación acumula mayor cantidad de ácido carbónico en el ecuador, lo cual parece encontrar una confirmación en la diferencia de ácido carbónico, a favor de los trópicos, si se comparan análisis (como los del Profesor Lewy practicados en Bogotá) de la atmóre fera intertropical con los de la zona templada.

Si esto es así, quizá pudiera este fenómeno darnos la explicación de porqué la vida vegetal adquiere mayor robustez en los trópicos y porque las razas animales degeneran allí.

"Porque el ácido carbónico," según Bobor, Hasselbaalch y Krogh, "influye sobre las oxidaciones orgánicas aun dentro de los límites fisiológicos.” “Es," dice Burderman, “un depresor morboso,” y pudiera ser, por su exceso entre nosotros, lo que Luciani llama “acciones permanentes que producen retardos en la nutrición.”

Finalmente, ¿debemos considerar como consecuencia, o más bien como causa inmediata de esta insuficiente elaboración, la disminución de la superficie hemoglobica, o sea la disminución del número de glóbulos rojos sin aumento de la carga hemoglobínica?

¿iene el enrarecimiento del aire influencia sobre el retardo de nuestras combustiones? La respuesta categórica es demasiado difícil, pero se pueden hacer algunas anotaciones al rededor de ella. Parece por una parte demostrado, en estudios experimentales hechos por

distintos autores, que a medida que se asciende hay una hiperglobulia o hiperhemoglobinuria compensadora del enrarecimiento del aire.

Por otra parte, otras observaciones hechas en la zona tórrida, concuerdan con las mías en esta falta de compensación.


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INFLUENCIA DE LA CHICHA SOBRE EL METABOLISMO AZOADO.

Por CALIXTO TORRES UMAÑA.

La chicha es la bebida ordinaria de nuestro pueblo; es una especie de cerveza que proviene de la fermentación del maíz pero hay dos circunstacias que hacen de ella una bebida infinitamente más nociva para el organismo que la cerveza.

Es la primera que el maíz no contiene sino menos de la mitad de la glucosa que encierra la cebada y la segunda que es muy difícil desarrollar en el grano el fermento que debe trasformar el almidón en azúcar. Por estas razones, la industria ha tenido que apelar a un procedimiento tan largo que convierte la fermentación en una verdadera putrefacción; pues además del alcohol tienen tiempo de desarrollarse otras sustancias mucho más nocivas que éste.

Debemos al ilustre profesor colombiano Dr. Liborio Zerda, el primero y más completo estudio de los diversos productos de fermentación a que da lugar el procedimiento que hoy se emplea para la preparación de la chicha.

“Este estudio lo hizo el Dr. Zerda hace ya cerca de 20 años y aunque," según lo hace notar muy juiciosamente el Dr. Pablo García Medina, "en este espacio de tiempo la química biológica ha hecho grandes adelantos y modificado muchas teorías, fué este trabajo tan completo, privó en él un criterio tan seguro y un método tan rigurosamente científico que hoy parece hecho a la luz de esos adelantos.”

Es en el último período de la fermentación de la chicha, período que puede llamarse de putrefacción, cuando se desarrolla una tomaina que encontró el Dr. Zerda.

El Dr. F. J. Tapia lo ha demostrado de una manera muy sencilla. Toma un poco de maíz, suficientemente reblandecido para que pueda formarse lo que se ha llamado mazato, cuyo verdadero olor está casi oculto por el de los éteres que se desarrollan simultáneamente. Calentando este mazato, de manera que los éteres se evaporen, queda una masa de olor pútrido intenso como de cadáver en descomposición, lo cual da una idea de las diversas alteraciones que sufrirá el maíz durante este último período de verdadera putrefacción.

He aquí la composición de la chicha, al terminarse esta fermentación, según los análisis del Dr. Zerda:

Gramos. Alcohol... 65.00 Almidón......

10. 80 Acido láctico.. 4. 30 Materias azoadas.

6. 27 Otros ácidos... 1.85 Glicerina...

7. 70 Azúcar (sacarosa, glucosa y azúcar Aceite que contiene la sustancia invertida)..... 10. 65 tóxica....

1. 60 Pero la chicha así compuesta no se da al consumo sino mezclada con agua y miel, con lo cual se forma un líquido que por sufrir la fermentación alcohólica viene a quedar con mayor cantidad de alcohol que el primero pero con mucho menos sustancias nutritivas.

En tres litros de chicha que, más o menos, consume un trabajador de la sabana de Bogotá. hay 340 gramos de alcohol es decir como si tomara media botella de aguardiente más una gran cantidad de los elementos tóxicos propios de la chicha.

Las alteraciones especiales que produce la chicha en el organismo, estudiadas por el Dr. José Gomez ? alteraciones distintas de las del alcoholismo ordinario, y que son casi idénticas a las de la pelagra; los experimentos practicados por el Dr. Zerda en animales y el análisis mismo de la chicha, me hicieron pensar que esta bebida puede tener alguna influencia inmediata en el retardo de la nutrición de nuestro pueblo de la altiplanicie.

Con el objeto de investigar esta influencia me dirigí al Ministerio de la Guerra para solicitar que se pusieran a mi disposición seis individuos de tropa y tuve la fortuna


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Food production.--The problem of food production is the fundamental concern of agriculture. How profoundly its practices are being changed by the progress of science and the mechanic arts is familiar to every observant person. The food supply has been increased in part through more intensive methods of agriculture, in part through the enormous extension of areas suitable for cultivation. In view of the increase of population it has been a favorite pastime for scientists to calculate the possibilities of the food supply of the future and to venture prophesies involving the prospect of impending failures. A forecast by Sir William Crookes of the relatioms between the probable increase of the world's supply and demand of wheat, “the most sustaining food grain of the great Caucasian race, was widely discussed when his estimates were published. In a Presidential Address to the British Association for the Advancement of Science in 1898 Crookes said:

Should all the wheat-growing countries add to their (producing) area to the utmost capacity, on the most careful calculation the yield would give us only an addition of some 100,000,000 acres, supplying, at the average world yield of 12.7 bushels to the acre, 1,270,000,000 bushels, just enough to supply the increase of population among bread eaters till the year 1931. * Thirty years is but a day in the life of a nation. Those present who may attend the meeting of the British Association 30 years hence will judge how far my forecasts are justified, Fifteen years

later Prof. Dickson said: Half the allotted span has now elapsed, and it may be useful to inquire how things are going. Fortunately, this can be easily done, up to a certain point, at any rate, by reference to a paper published recently by Dr. J. F. Unstead, in which comparisons are given for the decades 1891-1890, 1891-1900, and 1901–1910. Dr. Unstead shows that the total wheat harvest for the world may be estimated at 2,258,000,000 bushels for the first of these periods, 2,575,000,000 for the second, and 3,233,000,000 for the third, increases of 14 per cent and 25 per cent, respectively. He points out that the increases were due "mainly to an increased acreage, » the areas being 192,000,000, 211,000,000, and 242,000,000 acres, but also “to some extent (about 8 per cent) to an increased average yield per acre, for while in the first two periods this was 12 bushels, in the third period it rose to 13 bushels per acre."

If we take the period 1891-1900, as nearly corresponding to Sir William Crookes's initial date we find that the succeeding period shows an increase of 658,000,000 bushels, or about half the estimated increase required by 1891, and that attained chiefly by "increased acreage. But signs are not wanting that increase in this way will not go on indefinitely. We note (also from Dr. Unstead's paper) that in the two later periods the percentage of total wheat produced which was exported from the United States fell from 32 to 19, the yield per acre showing an increase meanwhile to 14 bushels. In the Russian Empire the percentage fell from 26 to 23, and only in the youngest of the new countries- Canada, Australia, and Argentina-do we find large proportional increases. Again it is significant that in the United Kingdom, which is, and always has been, the most sensitive of all wheat-producing countries to variations in the floating supply, the rate of falling off of home production shows marked if irregular diminution.

Looking at it in another way, we find (still from Dr. Unstead's figures) that the total amount sent out by the great exporting countries averaged in 1881-1890, 295,000,000, bushels; 1891–1900, 402,000,000; 1901-1910, 532,000,000. These quantities represent, respectively, 13, 15.6, and 16.1 per cent of the total production, and it would appear that the percentage available for export from these regions is, for the time at least, approaching its limit-i. e., that only about one-sixth of the wheat produced is available from surpluses in the regions of production for making good deficiencies elsewhere.

There is, on the other hand, abundant evidence that improved agriculture is beginning to raise the yield per acre over a large part of the producing area. Between the periods 1881-1860 and 1901–1910 the average in the United States rose from 12 to 14 bushels; in Russia, from 8 to 10; in Australia, from 8 to 10. It is likely that in these last two cases at least a part of the increase is due merely to more active occupation of fresh lands as well as to the use of more suitable varieties of seed, and the effect of improvements in methods of cultivation alone is more apparent in the older countries. During the same period the average yield increased in the United Kingdom from 28 to 32 bushels, in France from 17 to 20; Holland, 27 to 33; Belgium, 30 to 33; and it is most marked in the German Empire, for which the figures are 19 and 29.

In another important paper Dr. Unstead has shown that the production of wheat in North America may still in all likelihood be very largely increased by merely increasing the area under cultivation, and the reasoning by which he justifies this conclusion certainly holds good over large districts elsewhere. It is of course impogsible, in the present crude state of our knowledge or our own plant, to form any accurate estimate of the area which may be the use of suitable seeds or otherwise, become available for extensive cultivation. But I think it is clear that the available proportion of the total supply from "extensive" sources has reached, or almost reached, its maximum, and that we must depend more and more upon intensive farming, with its greater demands for labor.


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Of all the foodstuffs, the proteins offer the most serious problem. They represent the indispensable staple for tissue construction; they are produced at the greatest expense. The quantitative aspects of the protein requirement of man have been warmly debated in recent years. One extreme view of the superiority and consequent liberal need of protein was expressed by Liebig · as follows:

Everywhere throughout organized nature, where animal life is developed, we find the phenomena of life depending on the presence of albumen. The continuance of life is indissolubly connected with its presence in the blood; that is, in the nutrient fluid. In so far as the notions of formation, nutrition, or the nutritive property are inseparable from that of a substance whose properties and composition are collected in the word albumen, only those substances are in a strict sense nutritious articles of food which contain either albumen or a substance capable of being converted into albumen (p. 346).

The "plastic foods” of Liebig were the proteins. Accordingly he says again:

All these organized tissues, all the parts which in any way manifest force in the body, are derived from the albumen of the blood; all the albumen of the blood is derived from the plastic or sanguigenous constituents of the food, whether animal or vegetable. It is clear, therefore, that the plastic constituents of food, the ultimate source of which is the vegetable kingdom, are the conditions essential to all production or manifestation of force, to all those effects which the animal organism produces by means of its organs of sense, thought, and motion (p. 366).

The other extreme is represented by the modern so-called “low protein” advocates. From the debate on this topic it has become probable that, although some views as to the importance of protein in the dietary have been exaggerated, a liberal factor of safety must be allowed. In any event protein has lost the special significance which it assumed in Liebig's day as the unique source of energy. As a guide in the consideration of the protein supply of the future we may recall the attitude of Prof. Rubner, an expert in the field of nutrition study, before the Fifteenth International Congress on Hygiene and Demography at Washington in 1912:

Nutrition in the cities has at all times a tendency toward refinement, but in former times, when the classes lived strictly separate, the food materials were also very different within the city walls. The food of the nobility was different from that of the middle class, and the latter from that of the poor people. Among the materials successfully used in the culinary art a high place has always been held by the meat of mammals, fowls, and fishes. These meats were the chief part of the meal, other foods of vegetable origin, as salads and vegetables, sweets, and four foods being added. Bread remained in the background. The traditions of this culinary art have remained the same down to our days. This diet of the upper classes is the only one which provides the pleasures of the table; it is rich in proteid and fat; it is not voluminous, does not overburden the stomach, tends less to obesity than any other diet, keeps the body even of a lazy man in good condition, and does not overwork the digestive functions. The less well-to-do reduce, of course, the amount of meat, but they use in its place bread and potatoes. This is called a mixed diet. When the barriers between the classes fell, the middle classes gradually rose to the more luxurious food of the formerly privileged classes.

It is a fact that the diet of the well-to-do is not in itself physiologically justified; it is not even healthy, for, on account of false notions of the strengthening effect of meat, too much meat is used by young and old and by children, and this is harmful. But this meat diet is publicly sanctioned; it is found in all hotels; it has become international and has supplanted almost everywhere the characteristic local culinary art. It has also been adopted in countries where European culinary art was unknown. Long ago the medical profession started an opposition to the exaggerated meat dietlong before the vegetarian propaganda was started. It was maintained that flour. foods, vegetables, and fruit should be eaten in place of the overlarge quantities of meat.

The descendants of those well-nourished classes are, on account of many influences, especially the school and the indoor life, not always the strongest part of the nation, but since in recent times bodily exercises have become general they are again decidedly in the ascendency.


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as fuel for the human organism--something that must be provided in determinable amounts. Malnutrition and undernutrition have received a new popular significance in the discussion of human efficiency.

This is not the place to discuss the limitations of the calorie idea in nutrition or of some of the current conceptions of the role of the individual nutrients—the proteins, fats, carbohydrates, and inorganic salts. There is a well-founded growing belief that an important part in nutrition is played by substances which are not identical with the familiar foodstuffs mentioned and which, despite the minimal amounts thereof present in the diet, may nevertheless be indispensable for growth and the maintenance of life. They have been called “accessory diet factors" or "vitamins." We may conceive of them as stimulating certain physiological processes and as essential to certain functions.

The lubricant is quite as important to a machine as is the energy-furnishing fuel. So these diet accessories may have a peculiar usefulness. They are apparently sometimes easily impaired by heat; in the language of the chemist, they may be thermolabile. Hence the use of heat for preserving or sterilizing foods suggests new difficulties. They may sometimes be lost in the wastes of the modern technical processes, as in the milling of cereals. This has been demonstrated in the case of "polished" rice. They may be sensitive to other agencies involved in the change from fresh to salted or "prepared” or preserved foods.

These topics represent the border line of our knowledge of to-day. Enough facts are known, however, to justify the interest which the subject is receiving. Scurvy has long been recognized as a disease related to diet and the antiscorbutic and curative virtues of certain food products like lemon juice were early learned by experience. To these so-called "deficiency diseases," beriberi and possibly pellagra, rickets, and Barlow's disease may be added. I have discussed special features of this question elsewhere.' They help to explain the occasional failure of one-sided dietaries, and possibly the incidence of disease in groups of people living through ignorance under restricted conditions of diet, in institutions, on expeditions, on shipboard, during famine, and sometimes amid plenty.

The danger, if there be such, of a lack of unrecognized diet accessories is probably greatest in the exclusive use of “artificial” foods which have experienced extensive alterations in the course of their commercial preparation. In the present stage of our knowledge variety of food, including fresh foods of many descriptions, may be welcomed on this ground alone. Canned goods, glucose, margarine, refined sugar, highly milled cereals--in themselves skillfully produced sperimens of modern technical progress-should be supplemented with fresh foods for safety until our knowledge has grown to supersede the uncertainty of present-day ignorance about unappreciated deficiencies of the diet. If the factory and organized business have introduced "artificial” products, modern industrial organization and transportation have likewise increased the possibilities of physiological liberality in diet. The studies of the past few years on the physiology and chemistry of the ripening of fruits is only one indication of how science is enlarging the possibilities of the food supply through an understanding of underlying factors. Useful investigations on the date, the banana, the apple, and other fruits have already been instituted by our Government.

The recent progress in the physiological chemistry of the proteins illustrates a trend that is likely to affect feeding practices in the future. The protein molecule is composed of a group of unlike chemical units many of which appear to be indispensable for the nutritive functions. The animal body can not construct all of these synthetically, hence it is dependent upon a supply thereof in the diet. The proteins of common foods furnish unlike yields of these essential units or tissue “building stones."

i Mendel, L. B.: Nutrition and Growth. The Harvey Society Lectures, 1914–15. Also Journal of the American Medical Association, May 8, 1915, p. 1539. The literature of the subject is presented there in some detail.


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Many years ago Liebig wrote, in his Familiar Letters on Chemistry:

Among all the arts known to man there is none which enjoys a juster appreciation and the products of which are more universally admired than that which is concerned in the preparation of our food. Led by an instinct, which has almost reached the dig. nity of conscious knowledge, as the unerring guide, and by the sense of taste, which protects the health, the experienced cook, with respect to the choice, the admixture, and the preparation of food, has made acquisitions surpassing all that chemical and physiological science have done in regard to the doctrine or theory of nutrition. In soup and meat sauces he imitates the gastric juice; and by the cheese which closes the banquet he assists the action of the dissolved epithelium of the stomach. The table, supplied with dishes, appears to the observer like a machine, the parts of which are harmoniously fitted together and so arranged that, when brought into action, a maximum of effect may be obtained by means of them. The able culinary artist accompanies the sanguigenous matter with those which promote the process of solution and sanguification in due proportion; he avoids all kinds of unnecessary stimuli, such as do not act in restoring the equilibrium; and he provides the due nourishment for the child, as well as the old man, as well as for both sexes.

Even Liebig, the great scientist, could not adequately visualize the application of science in the kitchen. Man no longer depends upon his instincts alone for guidance in the affairs of life; otherwise progress would indeed be slow. Instruction in domestic science ought to become a means of solving the problems of applied nutrition; and the best interests of the home-economic as well as social-call for better domestic service, a discipline into which woman will enter “mit Lust und Liebe."

We have seen that the problem of food supply is not one which can be dismissed by the social philosopher or solved by the calculations of the economist. It is highly complex with its involvement of factors and interests in agriculture, commerce, industry, and nutrition. Here, as in other domains, there is opportunity for an interplay of science and the arts, of experience and investigation. To attempt to foretell the future seems more like an act of ill-considered rashness than a keen intellectual venture. The truth can only be approached scientifically. We are beginning to learn what real food values mean. There is as yet no ideal ration. The world menu is not in sight. Fitting, indeed, on this occasion are the words of Prof. Rubner:

The nutrition of the great mass of the people is a question of the highest importance, deserving far more attention than it has hitherto received. All the great countries ought to have a central authority, a food commission, which should concern itself exclusively with the far-reaching questions of the well-being of the people. The material as it lies before us to-day is very incomplete but suffices to indicate the main lines of useful work. The nutrition of the masses has so far been mostly studied with regard to political economy and according to methods and viewpoints which do not always withstand the tests of the physiology of nutrition. Only by means of the physiology of nutrition is it possible to carry on exact research.

The nutrition of the masses is to us a problem which may be approached and improved from many sides. It is necessary that not only the hygienists in the narrower sense take up the struggle for betterment but that also the great army of men, who are truly humane in their hearts, shall take their places beside us. The battle which we have to carry on is not only against unavoidable and natural difficulties; we must not forget that human society includes many elements, unwilling to make the least concession to a humanitarian movement, persons whose prosperity is selfishly held superior to the welfare of their neighbors and who will oppose such a movement with all the means at their command. Let us hope that our opponents will, at the last, rejoice with us in a triumph of the Humane İdea. I

· Rubner, M.: The Nutrition of the People. Journal of Home Economics, 1913, v. 1.


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La infracción del requisito 3o de este artículo será penada con multa de 25 pesos cada vez. La leche será comisada.

Las infracciones a los demás requisitos que debe llenar la leche pasteurizada de primera calidad tendrán las penas indicadas en el artículo 3.

Art. 5. Se considerará leche de segunda calidad y sólo se permitirá que en tal carácter o bajo tal denominación se introduzca al municipio, deposite, transporte, venda u ofrezca en venta dentro del mismo la leche que reúna los siguientes requisitos:

1o. Tener una densidad de 1,029 a 1,034, inclusive, a 15o de temperatura.

2o. Tener por lo menos 2.5 por ciento de materia grasa (gordura) en los meses de septiembre, octubre y noviembre y 2.7 por ciento en los otros meses del año.

3o. Tener por lo menos 10.50 10.7 por ciento, respectivamente, de sustancia seca, contada la materia grasa, según se trate del primero o segundo períodos indicados en el párrafo precedente.

4o. Tener un grado de acidez no menor de 15 grados Dornic ni mayor de 20 grados.

5o. No coagularse al someterla a la ebullición, ni formar copos o grumos ni coagularse al mezclarla con un volumen igual de alcohol a 70 volúmenes por ciento.

6o. Puesta en la cantidad de medio litro, después de bien revuelta, en un recipiente cilíndrico de vidrio incoloro y de fondo plano, cuyo diámetro sea más o menos igual a la mitad de la altura de la columna formada por la leche, no debe dejar depositar sedimento apreciable después de media hora de reposo.

7o. No contener en ningún momento, hasta ser entregada al consumidor, más de 5,000,000 de microbios por c. c.

8o. Llegar a la ciudad a una temperatura de 20° o menos.

9o. Estar siempre a 15° de temperatura o menos, después de dos horas de su entrada a la ciudad.

10°. Ser entregada al consumidor dentro de las 24 horas de su entrada al municipio.

11°. Ser introducida, depositada, envasada, rotulada, transportada y entregada al consumidor en la forma que se indica más adelante.

La leche que no llene los requisitos 1o, 2o, 3o, o 4o caerá en comiso, sin perjuicio de aplicarse el artículo 8, si se comprueba que ha sido adulterada. Por el exceso de acidez, se aplicará en cada caso una multa de 15 pesos.

La infracción de los requisitos 50 o 6o será penada con multa de 15 pesos cada vez. Si la comprobación ha sido en el momento del arribo de la leche al municipio, se prohibirá su introducción y venta en el mismo durante los veinte días subsiguientes, a fin de que el interesado se coloque en condiciones de enviar leche inobjetable a esos respectos. La leche caerá en comiso y será inutilizada.

Cuando la leche contenga más de 5,000,000 de microbios por c. C., se avisará al interesado, a fin de que adopte las medidas necesarias para evitar el inconveniente. Las tres primeras comprobaciones en tal sentido serán seguidas del mismo aviso. Pero, si después de esto, en tres exámenes sucesivos efectuados con quince días de intervalo por lo menos, se comprueba que el número de microbios supera al indicado, se prohibirá la introducción y venta de la leche en el municipio. La leche que contenga más de 5,000,000 de microbios por c. c. caerá en comiso y será inutilizada.

La leche que llegue a la ciudad a más de 20o de temperatura caerá en comiso.

La infracción del 9o requisito será penada con multa de cinco pesos. Si se comprueba que la leche no tiene la temperatura exigida por no haberse aplicado los medios necesarios para conseguirlo, la multa será duplicada. La leche caerá en comiso.

La infracción del 10° requisito será penada con multa de 15 pesos cada vez. La leche caerá en comiso y será inutilizada.

y La infracción del requisito 11°, si no tiene una pena especialmente establecida, será penada con multa de cinco a treinta pesos, según la gravedad de la falta, considerándose como circunstancia agravante su repetición. Pero la administración sanitaria podrá prohibir en cualquier momento la introducción y la venta de la leche, si considera que ha dejado de ofrecer suficientes garantías de salubridad.


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A los que infrinjan el presente artículo se les decomisará la leche y aplicarán las penas establecidas en el artículo 9.

Art. 11. Las leches pasteurizadas, además de las condiciones establecidas en los artículos 4 y 6, deberán satisfacer las siguientes:

1°. Haber sido libradas de sus impurezas por algún procedimiento mecánico que no separe completamente la crema.

2°. Haber sido sometidas en seguida, en toda su masa, por lo menos a 85° de temperatura durante un minuto.

3o. Haber sido enfriadas, inmediatamente después de calentadas, a 10 o 15 grados de temperatura o menos, según se trate respectivamente de leche de primera o segunda calidad.

4°. Haber sufrido las operaciones antedichas dentro de las catorce horas de ordeñadas.

5o. No haber sido calentadas o pasteurizadas por segunda vez.

6o. Haber sido sometidas a esas operaciones en aparatos aprobados por la administración sanitaria.

No se permitirá la introducción ni venta de leche pasteurizada que no satisfaga estos requisitos, y quien infrinja las disposiciones de este artículo, después de un primer aviso, incurrirá en el decomiso de la leche y en multa de 100 a 200 pesos, según la gravedad del caso, considerándose circunstancia agravante la repetición de la falta.

ART. 12. Sólo se tendrá por leche esterilizada la que después de limpiada en la forma prescrita en el artículo 11 haya sido sometida dentro de las catorce horas de ordeñada a algún procedimiento de esterilización por el calor de reconocida eficacia y cuyo envase se haya cerrado herméticamente durante el calentamiento y se mantenga igualmente cerrado hasta su entrega al consumidor.

Se prohibe la introducción y la venta de leche esterilizada que no llene las condiciones aquí establecidas, bajo pena de comiso del producto y multa de 100 a 200 pesos cada vez, según la gravedad del caso, considerándose como circunstancia agravante la repetición de la falta.

Art. 13. Las leches maternizadas o humanizadas y las análogas, especialmente destinadas a la alimentación de los niños o de enfermos o convalecientes, deberán ser preparadas con leche que satisfaga por lo menos los cinco primeros requisitos especificados en el artículo 5, que no se halle comprendida en los artículos 7 y 8 y librada de sus impurezas en la forma prescrita en el artículo 12. Todas estas leches deberán ser esterilizadas en la forma establecida en el artículo 12.

Los que infrinjan el presente el artículo incurrirán en las penas indicadas en el artículo 12 o en los artículos 7 u 8, según los casos.

Art. 14. Las leches especiales fermentadas (Kefir, etc.) deberán ser preparadas con leche que satisfaga por lo menos los cinco primeros requisitos especificados en el artículo 5, no se halle comprendida en los artículos 7 y 8 y esterilizada en la forma prescrita en el artículo 12, correspondiendo a las infracciones de lo aquí establecido las penas indicadas en el artículo 13.

Art. 15. Se prohibe introducir al municipio y depositar, transportar, vender u ofrecer en venta dentro del mismo, leche que sea la mezcla de distintos ordeños o de partidas de leche recibidas en horas distantes entre sí. La leche ordeñada o recibida por la mañana no debe ser mezclada con la ordeñada o recibida por la tarde, ni inversamente.

Los que infrinjan el presente artículo incurrirán en el comiso de la leche y en multa de 150, 100 o 50 pesos, respectivamente, cada vez, según se trate de leche de primera calidad certificada, de primera calidad o de segunda calidad.

ART. 16. Quien deliberadamente o sin cerciorarse primero de la calidad a que pertenece la leche según las prescripciones de la presente ordenanza, la introduzca, deposite, transporte, venda u ofrezca en venta en el municipio como de mejor calidad


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El espacio libre que lo rodea estará cubierto de piso sólido, de material impermeable y superficie lisa, por lo menos en un ancho de tres metros.

Art. 63. El local de manipulaciones constará de dos piezas de material (obra de fábrica), secas, con abundante luz natural, bien ventiladas, frescas, sin malos olores, suficientemente amplias como para que las operaciones a que están destinadas puedan hacerse cómodamente en buenas condiciones y sin amontonamiento de cosas, dispuestas de tal modo que su limpieza y desinfección sean fáciles y que la leche se exponga lo menos posible a contaminaciones y mantenidas siempre en buen estado de conservación y aseo. En cuanto a la construcción, disposición, utilaje y mantenimiento de las dos piezas que constituyen el local de manipulaciones, deberán llenarse por lo menos las siguientes condiciones:

1o. Tendrán piso sólido, impermeable y liso, de cemento, baldosa, mosaico o material análogo, con las junturas bien tomadas con cemento, y provisto de desagüe dispuesto de manera que no se desprendan emanaciones en el interior del recinto.

2o. Las paredes estarán revestidas hasta dos metros de altura por lo menos, de baldosas esmaltadas o piedras análogas, de color blanco, con las junturas bien tomadas con cemento impermeable.

3o. El resto de las paredes será de superficie lisa y pintado con pintura blanca e impermeable.

4o. El cielo raso será sólido (no de papel), liso y pintado de blanco. 5o. Los ángulos formados por las paredes entre sí y con el piso serán redondeados.

6o. Cada pieza tendrá por lo menos una ventana o una puerta, suficientemente amplias, abiertas sobre la calle o un patio abierto o sobre un zaguán que dé a la calle o a un patio abierto, a no ser que tengan claraboyas que aseguren la entrada de la luz y la ventilación necesarias.

7o. Sus aberturas exteriores estarán provistas de tela metálica, que impida la en trada de las moscas.

8o. Se comunicarán directa e inmediatamente entre sí, por una puerta que se cierre automáticamente y que se abrirá sólo para pasar.

9o. Las piezas no estarán en comunicación directa con letrinas.

10°. Si se comunican directamente con alguna habitación, sea ésta dormitorio o no, las puertas de comunicación estarán provistas de algún mecanismo de cierre automático y sólo se abrirán para el paso de las personas.

11°. No serán usadas como dormitorios, ni para habitación de enfermos, ni para ningún fin doméstico.

12o. Habrá en cada pieza una escupidera con agua.

13o. Las tapas de las mesas que sea necesario tener en ellas serán de material sólido, liso, impermeable e inoxidable. El resto de las instalaciones, aparatos y muebles (mesas, bancos, estantes, dispositivos para tener los recipientes, escurridores, etc.) Berán del mismo material, o, en su defecto, estarán pintados con pintura impermeable y blanca.

14°. El pintado del local y de sus instalaciones, muebles, etc., se renovará en cuanto se halle manchado o en mal estado de conservación.

15°. Los recipientes vacíos y limpios que se hallen en el local de manipulaciones deberán estar siempre tapados, o, si están destapados, colocados boca abajo en escurridores u otros dispositivos apropiados. 16o. El local será abundantemente ventilado todos los días, y él y todo lo que haya

y dentro de él estarán siempre libres de polvo, telarañas, tierra y restos o resíduos de resíduos de cualquier especie.

17o. No debe echarse o extenderse sobre el piso ninguna sustancia pulverulenta, tal como aserrín, arena, etc.

18o. Para la limpieza no se usará nunca la escoba seca ni el plumero. Debe usarse el trapo y el lavado.


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19o. En ninguna de las piezas del local deben permanecer niños ni otras personas que no tengan que hacer en el manejo de la leche.

20°. No deben entrar a ellas animales domésticos de ninguna espe ie.

ART. 64. Una de las piezas del local será especial y exclusivamente destinada al depósito, envase y preparación de la leche para la venta.

En ella no se procederá a la limpieza de recipientes ni utensilios.

Deberá estar provista de los elementos necesarios para mantener fría la leche que se guarde.

En ella no podrán guardarse más que la leche, derivados de la misma incapaces de comunicarle olores extraños, huevos frescos y otros productos de granja en envases herméticamente cerrados. Ni deberá haber en ella más que lo que sea necesario para los fines a que está destinada, ni ningún útil, tarro o recipiente vacío que no esté limpio y seco.

Art. 65. La otra pieza del local de manipulaciones será especial y exclusivamente destinada a la limpieza de recipientes y utensilios.

En ella no se guardará la leche, ni ninguno de los productos que deben y pueden estar en la otra, según lo dicho en el artículo precedente.

Estará provista de una pileta para el lavado, de material impermeable y liso, de dimensiones proporcionadas a las necesidades, convenientemente dispuesta para aquel fin y con servicios de agua corriente, caliente y fría.

En esta pieza no deberá haber más que los elementos necesarios para la limpieza y secado de los recipientes y utensilios, recipientes y utensilios listos para limpiarse y los ya limpios, durante el tiempo en que se estén escurriendo.

En ella habrá guardado siempre un delantal limpio de repuesto o un juego de ropa de los indicados en el artículo 66 por cada persona de las que intervengan en las operaciones que se efectúen en el local de manipulaciones.

Art. 66. Las personas ocupadas en las operaciones que se efectúan en el local de manipulaciones deberán usar delantal largo o pantalones y saco o blusa limpios, blancos y lavables.

ART. 67. En el local de manipulaciones, si él no está anexo a algún otro establecimiento de lechería del mismo propietario, donde ya se tenga el libro de que se trata en seguida, deberá haber un libro foliado, sellado por la Administración Sanitaria, en que los inspectores de la misma dejarán constancia de sus inspecciones y de las observaciones, instrucciones, avisos, etc., que hagan o den a su propietario.

En las usinas o fábricas de lechería también deberá tenerse el libro de que aquí se trata.

ART. 68. Las disposiciones del presente capítulo comprenden también a las usinas y fábricas de lechería, las que deberán darles cumplimiento en cuanto les sean aplicables, bajo pena de cincuenta a cien pesos de multa, según la gravedad de la falta.

ART. 69. Los infractores de los artículos 61, 62, 63, 64, 65, 66 o 67, incurrirán en multa de cinco a cincuenta pesos, según la gravedad de la falta.

No se otorgarán por la Administración Sanitaria los permisos correspondientes, sin comprobar primero si el interesado dispone de todos los elementos necesarios para cumplir lo dispuesto en este capítulo.

CAPÍTULO VI. VENTA DE LECHE EN PUESTOS FIJOS-LECHERÍAS. ART. 70. Considérase lechería todo puesto fijo de venta de leche al detalle al público consumidor, adonde éste va a buscar la leche que compra.

ART. 71. Dichos establecimientos deberán tener en el frente un letrero que diga “lechería," y este letrero no podrá ser usado por establecimientos donde no se venda leche en las condiciones indicadas en el artículo precedente.

Art. 72. Las lecherías constarán por lo menos del local de que se trata en el capítulo V y del local de venta o despacho al público.


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Las canaletas de deyecciones tendrán dieciséis centímetros por lo menos de profundidad en todas sus partes, serán construidas de cemento u otro de los materiales indicados para el piso del establo y adecuadamente inclinadas y drenadas.

Los comederos y bebederos serán bajos, de modo que los animales, al echarse, puedan extender su cuello y cabeza por encima de ellos. Su fondo no estará a más de 15 centímetros sobre la superficie del piso circundante.

Art. 130. En los establos dispuestos de tal manera que las vacas estén opuestas por sus partes posteriores habrá un espacio por lo menos de 2.50 metros entre los bordes exteriores de las canaletas de deyecciones opuestas.

El establo estará provisto de pasillos para servir los alimentos a los animales sin tener necesidad de pasar por entre ellos ni molestarlos.

Los pasillos y caminos y todos los espacios que se hallen detrás de las vacas serán por lo menos tan altos como los lugares ocupados por ellas.

Art. 131. Será preferible que cada vaca tenga su comedero y bebedero aparte. Estos serán metálicos o de otro material impermeable, inoxidables y de fácil limpieza.

ART. 132. Todo establo tendrá su servicio de agua corriente convenientemente dispuesto y que baste para todos los propósitos.

Si las vacas son ordeñadas en el establo, en un lugar adecuado de éste o en conexión con él habrá un servicio de agua caliente con todo lo necesario para lavarse las manos (pileta o gran palangana, jabón, cepillo y toallas o lienzos limpios).

Art. 133. Se tratará por todos los medios posibles de que el establo esté siempre libre de moscas.

Puertas y ventanas estarán provistas de tela metálica, a fin de impedir su entrada.

Art. 134. Todo el establo estará construido, dispuesto y mantenido de tal modo que la limpieza y desinfección sean fáciles.

Los establos se hallarán siempre limpios, libres de tierra, polvo y telarañas. Si las paredes y cielo-raso son blanqueados con cal, el blanqueo se repetirá cada seis

y
meses por lo menos, previo raspaje del antiguo.

Los excrementos serán retirados tan frecuentemente como sea necesario para evitar en lo posible la producción de malos olores y que las vacas se ensucien. Por lo menos serán sacados dos veces por día.

Diariamente se hará una limpieza completa del establo.

Los pilones o recipientes donde se sirven los alimentos a los animales se limpiarán después de cada comida.

Cada cinco días por lo menos, el piso de todo el establo, comprendidos los lugares donde se hallan las vacas y las canaletas de deyecciones, las paredes hasta la altura de 2 metros y todo lo que esté dentro de la misma altura, serán lavados a fondo, a cepillo y con abundante agua.

En los establos no habrá deshechos, basuras, ni nada que no sea necesario para su buen mantenimiento o para el cuidado de los animales.

Art. 135. Si el establo es de madera en sus partes superiores, sobre él no habrá depósitos de forrajes, ni instalaciones de ninguna especie.

Ninguna parte del establo será usada como habitación de personas para dormir, ni para ningún otro fin doméstico.

El establo tampoco se hallará en comunicación con habitaciones ni piezas de fines domésticos, ni con caballerizas u otras habitaciones de animales.

Art. 136. Los excrementos de los animales serán depositados a distancia de cien metros por lo menos del establo, en dirección contraria a los vientos predominantes y en condiciones de impedir en lo posible el desarrollo y acumulación de las moscas y la producción de malos olores.

Art. 137. El terreno que rodea el establo estará nivelado de tal modo que no se acumulen en el aguas superficiales y será mantenido limpio, seco y libre de residuos, basuras, trastos viejos o cualesquiera otros inconvenientes.


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Será amplia, bien ventilada, seca, fresca, con abundante luz natural, de fácil limpieza y desinfección y completamente construida de mampostería. Todo su interior estará recubierto de revestimiento de material (obra de fábrica), liso, impermeable, blanco y lavable. Los ángulos de las paredes entre sí y con el piso y cielo-raso serán redondeados. Satisfará, por lo demás, todas las condiciones establecidas en los artículos 63, 64 y 65, en cuanto le sean aplicables.

No se hallará en comunicación directa yon habitaciones de personas.

Cada subdivisión de la misma estará provista del equipo y elementos necesarios para los fines a que se destina.

En ella no se introducirá ni manipulará otra leche más que la de primera calidad certificada, ni se introducirá ni tendrá nada que no sea necesario para tratar esta leche.

Art. 161. En seguida de venir la leche del establo, se mezclará, se filtrará nuevamente, se enfriará a diez grados o menos y se envasará en las botellas en que será entregada al consumidor, que serán inmediatamente cerradas y selladas en la forma en que debe recibirlas.

Desde entonces, la leche será mantenida continuamente a diez grados de temperatura o menos.

Art. 162. No se mezclará la leche de distintos ordeños, aunque éstos sean del mismo día, debiendo venderse aparte la de cada uno.

Art. 163. La leche envasada y lista para la venta será tratada en forma que los envases no se ensucien exteriormente. Las botellas o recipientes estarán perfectamente limpios al entregarlos al consumidor.

ART. 164. Todos los recipientes usados en el ordeño, recolección, filtración, mezcla, enfriamiento, medida y envase de la leche, así como los filtros, serán de chapa de hierro o acero sin costura y estañados en capa gruesa. Los refrigeradores, máquinas de envasar, etc., serán del mismo material en las partes que entren en contacto con la leche.

Recipientes y todos los útiles y maquinaria serán de fácil limpieza y desinfección y se hallarán siempre en buen estado de conservación. Se considerará que no lo están, cuando por sus condiciones la limpieza y desinfección no puedan hacerse fácilmente.

Art. 165. Los recipientes, utensilios y máquinas de que se trata en el precedente artículo serán mantenidos siempre en perfecto estado de limpieza.

En seguida de usarlos serán limpiados en la forma indicada en el artículo 26.

Los filtros, telas, paños, toallas, etc., usados en el ordeño y para el secado de útiles y recipientes que se hallen en contacto con la leche, después de bien lavados y sometidos a la ebullición, serán esterilizados a seco a 120° de temperatura por lo menos.

Después de lavados y limpios, los útiles y recipientes hasta de sesenta litros de capacidad que entran en contacto con la leche, serán esterilizados de igual manera.

Todos los útiles, máquinas y recipientes de mayor tamaño, después de limpiados en la forma ya indicada, serán esterilizados con agua hirviente o a chorro de vapor bajo presión y después secados con trapos esterilizados.

Todo lo mencionado en el presente artículo, después de esterilizado, será resguardado de contaminaciones hasta el momento de usarlo nuevamente.

Art. 166. Durante el trabajo, las personas ocupadas en la lechería vestirán pantalones o sobre-pantalones, saco cerrado y largo o delantal y gorro, todo blanco, lavable y limpio. Cada persona deberá estar provista por lo menos de tres mudas de esa ropa. Mientras estén ocupadas, esas personas tendrán sus manos y antebrazos descubiertos

у y perfectamente limpios.

7. ASEO Y ESTADO SANITARIO DE LAS PERSONAS QUE INTERVIENEN EN LA PRODUCCIÓN DE LECHE DE

PRIMERA CALIDAD CERTIFICADA.

Art. 167. Esas personas serán aseadas y observarán en todo la mayor limpieza posible.


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mitirá la circulación del vehículo, si se trata de éste, hasta que el interesado deponga su oposición o resistencia.

ART. 193. La administración sanitaria podrá establecer servicios de vigilancia permanentes en las usinas, fábricas, etc., cuyos productos de lechería se introduzcan o vendan en el municipio para consumo.

Ese servicio será costeado por las empresas cuando sus usinas o fábricas se hallen fuera del municipio. En este caso las emprenas estarán también obligadas a dar alojamiento conveniente a los empleados de la administración sanitaria.

Cuando ésta lo juzgue conveniente, según la importancia de los establecimientos mencionados en este artículo, podrá exigir que se habilite en ellos un local para laburatorio, provisto de los elementos necesarios para el análisis químico y bacteriológico de la leche y sus derivados.

ART. 194. Las muestras de leche de que se trata en los artículos 189 y 192 serán dobles y se lacrarán y sellarán en presencia de los interesados o sus representantes.

Cada una llevará una etiqueta con todos los datos necesarios para individualizarlas.

Si el interesado lo pide, se le entregará una tercera muestra igual a las dos primeras, envasada y preparada en iguales condiciones.

En seguida se levantará un acta por duplicado, en que consten todas las circunstancias y detalles necesarios para precisar el acto, y que será firmada por el inspector y el interesado. En caso de negarse a firmar éste último, se dejará constancia de ello en el acta y se hará firmar ésta por un testigo. Una de las actas se entregará al interesado.

Una de las dos primeras muestras será analizada lo más rápidamente posible en la oficina contralor de la leche y la otra será convenientemente conservada, para el caso en que el interesado promueva un peritaje contradictorio.

CAPÍTULO XII. PERMISOS. Art. 195. Nadie podrá vender leche en la capital sin previo permiso de la administración sanitaria, bajo pena de cien pesos de multa, clausura inmediata del establecimiento respectivo, detención de los carros de reparto que se hallen en circulación y comiso de la leche consignada al responsable, o que éste tenga o intente vender.

Las personas que se propongan vender leche en la capital deberán presentar una solicitud de permiso a la administración sanitaria, en un formulario especial que ésta les proveerá, en que consten su nombre y apellido, su edad, nacionalidad y domicilio, la ubicación de su establecimiento, el número de litros de leche que venden diariamente, la calidad de la misma según las disposiciones de esta ordenanza, su procedencia y las horas en que la recibe, y el nombre, apellido, nacionalidad y edad de cada una de las personas que tenga empleadas en su negocio, y en que se comprometa a respetar y a cumplir las prescripciones de la presente ordenanza en las partes que le atañen. Además, el interesado acompañará a su solicitud su cédula de identidad, expedida por la policía de la capital, y con un retrato, un retrato suyo de perfil, suelto у de 5 por 5 centimetros y los certificados médicos de la administración sanitaria para él y cada uno de sus empleados.

El retrato suelto quedará archivado en la administración sanitaria, juntamente con los datos realtivos al causante.

La persona que adquiere un negocio cualquiera de lechería está obligada a cumplir todas las disposiciones de este artículo, aun cuando el que se lo venda ya las haya cumplido.

Desde que entre a regir la presente ordenanza, toda persona dedicada al comercio de lechería en el municipio estará provista del permiso aquí indicado.

ART. 196. Todo cambio de domicilio o de ubicación de los establecimientos será comunicado anticipadamente a la Administración Sanitaria.

Los cambios del personal empleado en el negocio se comunicarán inmediatamente a la misma, dando los nombres y apellidos de los empleados salientes y de los que entren a reemplazarlos y acompañando los certificados médicos de estos últimos.

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acuerdo con lo establecido en el Capítulo IX, deberá acompañarse un plano del establecimiento y de sus edificios e instalaciones.

Los permisos de los establecimientos que remitan leche de primera calidad certificada o leche de primera calidad serán renovados anualmente.

En cuanto entre a regir esta ordenanza, todos los remitentes de leche a la capital deberán estar provistos del permiso aquí establecido.

Art. 200. Las fábricas, usinas, etc., de lechería no podrán funcionar dentro del municipio ni vender sus productos sin previo permiso de la administración sanitaria, que solicitarán anticipadamente de la misma, dando los siguientes datos: nombre de la firma o empresa, ubicación del establecimiento, capacidad productiva del mismo y cantidad de leche con que empezará a funcionar, clase de productos que ha de preparar o con que ha de operar u operaciones a que ha de someter la leche y forma en que ha de vender sus productos (si por intermediarios o directamente al consumidor, etc.) y acompañando una descripción del establecimiento y de las maquinarias y sistemas aplicados, ilustrada con planos.

Las que se hallen fuera de la capital tampoco podrán introducir sus productos sin ese permiso previo. Estas deberán presentar para conseguirlo una solicitud igual a las otras, pero que contendrá además los siguientes datos: distancia del establecimiento a la estación de embarque de los productos, número de tamberos o productores de quienes recibirá la leche, efectivo total de vacas productoras de la misma y forma en que ha de transportar sus productos a la capital.

Unas y otras, en su solicitud de permiso se comprometerán a respetar y a cumplir las disposiciones de la presente ordenanza en las partes que les atañen.

Al entrar en vigencia esta ordenanza, las fábricas instaladas dentro o fuera del municipio, que introduzcan o vendan sus productos en el mismo, deberán estar provistas de nuevos permisos, de acuerdo con lo establecido en este artículo.

ART. 201. Para introducir o vender en el municipio, para el consumo, leches que hayan sufrido preparaciones o transformaciones especiales, tales como leches esterilizadas, maternizadas, kefir, koumis, yogurt, etc., deberá tenerse previamente un permiso especial de la administración sanitaria.

Art. 202. Desde la promulgación de la presente ordenanza, antes de abrirse un tambo nuevo en la capital, o de proseguir funcionando, después de reconstruído, ampliado o haber cambiado de dueño, alguno de los existentes, deberá solicitarse permiso de la administración sanitaria, en un formulario especial y con los requisitos indicados en el artículo 195 y para los establecimientos productores de leche de primera calidad certificada, en cuanto sean aplicables al caso.

ART. 203. La administración sanitaria podrá exigir además a toda persona, firma, empresa o compañía cuyos productos de lechería se introduzcan o vendan para el consumo en el municipio, o que intervenga en cualquier forma en el comercio de leche y sus derivados destinados al consumo en el mismo, cuantos datos o requisitos sean necesarios para asegurar el cumplimiento de esta ordenanza, comprendida la presentación de títulos de propiedad, contratos de sociedad o arrendamiento, recibos de alquiler, etc.

Art. 204. La administración sanitaria podrá prohibir temporariamente la introducción de leche al municipio procedente de establecimientos o regiones donde exista alguna epidemia o epizootia que constituya una amenaza para la salud de los consumidores del producto.

ART. 205. La Administración sanitaria podrá señalar o fijar los lugares por donde deberán ser introducidos la leche y sus derivados destinados al consumo en la capital.

ART. 206, inciso 1. No se otorgará ningún permiso sin cerciorarse primero de si el solicitante tiene en las condiciones establecidas en esta ordenanza todos los elementos Decesarios para el comercio o trabajo a que se va a dedicar.

Inciso 2. La leche que llegue al municipio de establecimientos o remitentes sin permiso o a los cuales se les haya retirado éste temporaria o definitivamente, caerá en comiso, en cualquier parte donde se encuentre.


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sin impedimentos de ningún género, devorando en poco tiempo ese pobre organismo ya casi inútil por todos los achaques y accidentes sufridos, exponiendo con tal hecho el inmerecido y triste final de una juventud que era toda una promesa para el futuro.

Muchos de los padres que lean estas líneas no habrán llegado a suponer que la responsabilidad moral que tienen sobre sus hijos se extienda hasta estos límites. Sin embargo es así.

En Europa civilizada ten y funcionan en todas las ciudades y pueblos cuerpos médicos escolares bien organizados, donde la boca es objeto de preferente atención y está encomendada al cuidado exclusivo de profesionales peritos, que no tienen otra misión que prodigar a los que necesitan esos cuidados especiales, se ocupan también de dar periódicamente conferencias a los niños sobre la gran importancia del cuidado higiénico de la boca y dientes, inculcándoles conocimientos y máximas suficientemente poderosos para que esos hombres de mañana se preocupen realmente de cuidar una cosa para ellos ignorada y de gran trascendencia en su vida.

Aquí y en regiones análogas, desgraciadamente, no han llegado todavía los beneficios de esas útiles instituciones y parte de esa enorme labor esta encomendada al médico, que en medio de su atareamiento diario, donde se ve obligado a ejercer todos los ramos de la medicina y cirugía, no le queda materialmente tiempo dedicarse a esa especialidad de la higiene y sólo lo hace en casos necesarios donde su presencia es exigida, limitándose casi siempre a enviar al paciente al dentista mejor especializado. Es entonces donde el dentista tiene oportunidad de hacer ver, por medio del caso práctico, al paciente o a sus padres, el estrago y las consecuencias de la falta de hi

у giene. Momentáneamente éstos aparentan dar importancia a la cosa bajo el peso de las circunstancias, pero como esos consejos cayeron al azar en un momento accidental los olvidan con facilidad; en cambio, si ese niño hubiera tenido nociones y sus padres hubieran sabido que la higiene de la boca tiene importancia trascendental en el sostenimiento y conservación de la vida habrían dado más importancia al accidente sufrido y hubieran tratado de evitarlo en lo sucesivo. Entonces el único modo de conseguir algo en pro de estas enseñanzas es comenzar a dictar por medio de la prensa local tan empeñosa y decidida en la obra educativa, una cátedra de higiene haciendo conocer el objeto de determinados órganos, consecuencias distintas e inevitables de la falta de limpieza y cuidado de dichos órganos y medio para evitar su desperfecto y alteramiento propendiendo con ellos a su verdadera conservación.

En resumen definiré en pocas palabras todos los medios y cuidados necesarios para la buena conservación de los dientes, evitando con ello y por consecuencia el alteramiento de los demás órganos anexos.

Como he dicho, repito, desde la más tierna edad se debe vigilar la limpieza de la cavidad bucal, cuando los dientes ya han hecho su aparición y durante todo el transcurso de la vida. Esa limpieza debe efectuarse dos veces por día a la mañana al levantarse y a la noche antes de acostarse, a fin de que el ambiente de esa boca, sea lo más estéril posible; un cepillo de forma y dureza especial será el encargado de efectuarla con la ayuda de determinados agentes bajo forma de polvos de cualidades definidas, y que el más indicado a prescribirlas es el Dentista, después de previo examen de la boca del interesado. Si a pesar de esos cuidados se nota dolor o alguna pequeña, cariadura a veces imposible de evitar, se debe acuir sin pérdida de tiempo al Dentista a objeto de curarla y taparla, lo mismo si se nota que los dientes salen en mala posición o torcidos y las mandíbulas estan proyectadas hacia adentro o hacia afuera, se debe consultar igualmente al odontólogo.

La boca a pesar de esos cuidados, que no siempre serán efectuados con la debida energía y esmero, acumula sarro y depósitos llamados cálculos. Igualmente se debe acudir una vez por año a los buenos oficios del Dentista para que liberte a los dientes y encías de esos temibles enemigos.

En fin, para terminar, la boca debe ser objeto de la más constante atención en cualquier persona y durante todos los períodos de la vida, pues en todos esos períodos es igualmente útil; pero donde tiene mayor importancia la buena conservación de la dentadura es en la infancia, vuelvo a repetirlo, sin cansarme, por ser ella la esperanza de un pueblo y por representar el futuro evolucionista de una raza y el perfeccionamiento de la generación que anhelamos todos.


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Collections should be made at regular intervals, and the days of collection should be scrupulously kept. The frequency of collection for garbage, when kept separate from ashes, should be not less than twice or three times per week, according to the season of year and climate. A somewhat longer period is permissible when the ashes and garbage are mixed.

Finnl disposition.—The most common methods of final disposition for household refuse are dumping, burning, and hog feeding.

In spite of the fact that the feeding of hogs with the garbage of cities is widely practiced, it can not be said to be wholly satisfactory. The idea of turning useless swill into valuable pork has attractions for the economist, but it can not be accomplished on a large scale in a way that is satisfactory to the sanitarian, judging by the efforts which have been made so far. A few years ago it was undertaken by a Prussian city, and although the scheme was carried out with characteristic German thoroughness, the plan was eventually given up. It was impossible to keep the hogs healthy and their quarters clean. Hog feeding is less objectionable when practiced on a small scale.

Notwithstanding its bad reputation, the dumping of household refuse on land when properly carried on has a great deal to recommend it. All dumping is not bad dumping, by any means. It may be said to be good or bad according to the place where the material is dumped and what is done with the deposits. Left to itself, a refuse dump may be one of the most objectionable nuisances to be found in the vicinity of a city. Properly cared for it may not be objectionable at all. Garbage alone can not, of course, be suitably disposed of in this manner, but garbage and ashes in mixed condition may be dumped, or ashes alone, or garbage, ashes, and rubbish.

It is a mistake to suppose that land whose level has been raised by deposits of refuse is a menace to health or unsuitable for any use. There are few cities of considerable size parts of which have not been filled in and built upon without evil consequences. In some of our great cities very large tracts have been recovered in this way and parks have sometimes been made of the districts so reclaimed.

Dumps should be drained to start with and leveled and covered with earth as the work of dumping progresses. If the process of filling is carried on in accordance with correct engineering and sanitary principles, it will not be objectionable.

Garbage can be composted to advantage, a fact which is much less generally understood in America than in Europe. The compost heaps need not be especially offensive nor located where the material is likely to cause complaint; the resulting material is likely to be oi considerable value as fertilizer. Unfermented garbage is of little service as a manure.

Reduction and burning.--One of the most approved processes for the conversion of garbage into a useful commodity is known as reduction. Essentially this method extracts the grease by means of heat or gasoline, leaving a by-product which can be used as a basis for manure. There are some large plants which dispose of garbage by reduction; in fact, this method seems less suited to small cities and towns than to large places. Usually the works are owned and operated by a corporation which takes the city's garbage and disposes of it for a term of years upon the payment of a sum of money by the municipality.

Burning, or, as it is sometimes called, incineration, is generally regarded as one of the best, if not the very best, and most frequently applicable processes for the final disposition of household wastes. It has the advantage, so far as sanitary considerations are concerned, that it utterly destroys whatever it deals with. Further, burning is capable of dealing with garbage, ashes, and rubbish, so that, unlike reduction, the entire problem of disposing of these three classes of refuse is solved at one stroke. Finally, the heat produced by the flames can be turned to profitable account in the


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sewage flows into the chamber the velocity of the current is retarded and this slowing causes the solid matters to settle out. Facilities are provided in the form, often, of dredging machinery, for removing the grit from the bottom.

In connection with the grit basins, there are generally coarse screens composed of heavy bars placed an inch or more apart, for the purpose of intercepting large floating substances.

Fine screens are sometimes used to take out of the sewage the solid matters which are not heavy enough to sink readily in the grit chambers. If not removed, these solids become more and more comminuted and add materially to the difficulty with which the more refined processes of treatment can be carried on. The fineness of these screens and the ingenuity with which they are constructed, are among the most recent advances which have been made in the whole art of sewage treatment. The best screens are so constructed as to present always a free and clean surface to the sewage stream. This result is accomplished by means of machinery which carries the screening surface slowly up out of the sewage and there cleanses it before the screen automatically revolves back for a new load of solid matters.

Fine screens have reached their highest development in Germany. England, which leads the world in nearly all other branches of sewage treatment, possesses but few examples of fine screens. The Germany screens are standard for Germany; nearly every large city is provided with them in some form. The forms are various; it is possible to find one to suit almost any requirement. The difficulty is to know which is the best for the particularly case in hand, and just what to expect of it under American conditions. Again, being of complicated construction, it would seem necessary to employ a considerable amount of skill to operate one successfully. But this objection is rather a general one and can not be escaped in sewage disposal. No process is capable of good work without good attention.

Between the complicated fine screens of the Germans and the common bar screens which are a necessary feature of all works lies a large variety of screens of varying degrees of efficiency. Their function is to collect such relatively large substances as leaves, matches, cloths, paper refuse, and whatever else will gather upon them. Screens of these kinds are often employed and are generally inefficient, being poorly provided with cleaning arrangements and too coarse to gather much material.

The screenings are disposed of in different ways, according to their amount, and the natural aptitude of the people to turn such material to account. In Germany the screenings are often used as manure, sometimes they are burnt. In all cases they are exceedingly offensive, and should not be stored or handled any more than is absolutely necessary.

6. Settling basins.-Settling basins are regarded as one of the most useful, as they are one of the most frequently met with devices used for the treatment of sewage. They are of various types and perform various functions, although their chief usefulness has, until recently, been considered to lie in the removal of solids which will subside if given a chance to do so.

In its simplest form a settling basin is a tank of such size as to permit the sewage to flow slowly through it in about three or four hours. The bottom slopes gradually toward a large outlet pipe which is used when the solid matters are cleaned out. An inlet and an outlet for the sewage are provided at opposite ends of the tanks near the surface the liquid. The solids are deposited as the sewage flows through the basin or is allowed to stand quiescent in it, according to the method by which the operation is conducted. Sometimes chemicals, such, for example, as lime and iron, are applied to the sewage to increase and hasten the settlement; this method is termed chemical precipitation. It is not so much used now as formerly.

Improvements have been made in the settling basin just described until its original functions, as well as its appearance, to-day are scarcely recognizable. Among the most interesting and important of these changes were those which were brought about


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will easily drain away. This is the secret of the Imhof tank-the Dickson and activated sludge processes and other methods more or less resemble them.

In some cases where the sewage is particularly rich in useful ingredients, special processes are employed to recover the useful materials. Thus, grease can profitably be recovered in certain cases. We are here approaching the field of the industrial chemist. Corporations which think that their wastes contain valuable substances which it is shrewd business policy to recover, are often compelled to employ chemical ability to work out the best system of utilization.

Various trades produce peculiarly offensive liquid discharges, as, for example, gas making, paper making, leather tanning, wool scouring, and brewing. Much experience has been gained, particularly in England, in utilizing industrial wastes, or at least, in ridding them of their offensive character, and the steps which should be taken in disposing of them are still the subject of continuous study. Speaking broadly, the underlying principles for the disposal of trade wastes are much like those which have been described in this paper for the disposal of municipal wastes. Screening, filtering, seto tling, precipitating by means of chemicals, biological treatment, application to land, filter pressing, dumping, burning, and discharge into natural bodies of water are all practiced.

Literature.—The literature of the subject of waste disposal is large and scattered through the textbooks and journals of various sciences and professions. There is no comprehensive work which deals adequately with all branches of the subject. The richest literature is that of sewage disposal; the poorest is that which relates to the solid wastes. England and Germany have been the greatest contributors, although America is conceded to have produced much of incalculable value.

A feature of American effort has been the making of exhaustive investigations and the publication of correspondingly elaborate reports concerning the disposal of the Bewage of particular cities. Of special interest are the reports which deal with the sewage of New York, Chicago, Philadelphia, Boston, Baltimore, Worcester, Columbus, Milwaukee, Pittsburgh, Gloversville, and Cleveland. The researches of the Lawrence Experiment Station of the Massachusetts State Board of Health into the disposal of sewage and the purification of water are classic.

In England the reports of the Royal Commission on Sewage Disposal, which was appointed in 1898 and continued until 1915, easily overshadow all other work of this character in the scope and practical aspects of the subjects dealt with. Many English cities have also issued reports of the utmost value with respect to their sewage disposal problems; as, for example, London, Birmingham, Manchester, Leeds, Sheffield, Salford, and Bradford. The reports of the English rivers boards are interesting and instructive. The reports of the Rivers Pollution Commission, the Health of Towns Commission, and similar bodies are regarded as having laid the foundation for much of the best work which has been done in all countries in the disposal of sewage. In Germany the reports of the Imperial Sewage and Water Testing Station, whose headquarters are in Berlin, and the reports of the cities of Berlin, Frankfort, Hamburg, Dresden, Cologne, and many smaller places are among the most useful by way of reference.

With regard to the disposal of solid wastes, intersting information may be found in reports issued by the cities of Boston, New York, Philadelphia, Chicago, Baltimore, Milwaukee, and Cleveland.

The periodical literature is far too large to mention in detail. The student should consult the proceedings of engineering societies and chemical associations especially, and give careful attention to the engineering trade papers for descriptions of the most recent developments in sewage and solid waste disposal. Best of all, in order to get a comprehensive knowledge of the subject, will be a tour of inspection of some of the great cities where disposal works are in operation and where opportunity may be given to meet the splendidly trained and intelligent men under whom, in many cases, the disposal works have been constructed and to whose intelligent efforts further progress is to be looked for.


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Table No.5.--Street sweepings removed, per unit of pave nent, per year, European

cities.

Table No. 6.-Street sweepings removed, per unit of pavement, per year, American

cities, 1913.

Table No. 7.- Monthly variation, in percentages, of garbage produced annually.

January.. February March. April.. Мау. June. July. August. September. October. November December.

Per cent. Per cent. Per cent. Per cent. Per cent. Per cent. Per cent. Per cent. 7.00 6. 28 5. 34 7.50 6.30 7.30 5.50

5.7 6.00 5.67 5. 20 6.60 5 70 5.85 5. 30

3.7 7.80 6.36 5. 16 7. 20 7.00 6.60 5.30

5.2 7.85 6.70 6.92 7.55 8 10 7.55 6.50

7.7 7.50 7.78 6.80 8. 45 9 25 8. 20 7. 40

8.1 9.00 7.82 9.08 7.80 9 37

7.90 8. 10

8.7 8.65 9. 40 12.40 9. 20 9 55 8.80 10.50

9.2 9.60 12.24 12.10 11. 70 9. 86 10.40 12.40

10.6 10. 70 12.95 13. 80 10.90 10 89 10.10 12.30

12.5 9.80 9. 20 8. 20 8.50 9.18 10.30 10.60

11.3 8.30 7.83 7.50 7.40

7.80 8. 10 8. 60

9.2 7.60 7.77 7.50 7.20 7.00 8.90

7.50

8.1


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1,431 Dr. Dorr, Dr.

Hampe, Janu

ary, 1902, 1,636 | Dr. Dorr, Dr.

Hampe, Feb. ruary, 1902. Dr. Dorr, Dr. Hampe,

November, 1903. 2,115 Dr. Dorr, Dr.

Hampe, Janu2,932 Dr. Dorr, Dr.

Hampe, March

1903, 3,982 Dr. Door, Dr.

Hampe, March,

1902. 4,021 Dr. Dorr, Dr.

Hampe, July,

1902 4,033 | Dr. Dorr, Dr.

Hampe, De

cember, 1902. 4,044 Dr. Dorr, Dr.

Hampe, No. vember, 1902.

Do. 4,141 A, E, Hill. 4,274 | B. F. Welton,

Wiesbaden. Borough of Richmond,

N. Y., Clifton. Borough of Richmond,

N. Y., West New

Brighton, San Francisco, Cal.....

2,410 From specifica

tions(Manson).

TABLE No. 18.-Chemical composition of mixed household refuse.

Clifton, N. Y., Borough

of Richmond. West New Brighton,

N. Y., Borough of

Richmond. San Francisco, Cal.....

Per ct. Per ct. Per ct. Per ct. Per ct. Per ct. Per ct. 29. 20 25. 27 1.50 0.60 0.18 8. 13 35. 12 A, E. Hill, 12 sam-

ples. 19. 74 26. 46 1.30 .94

5. 52 46. 04 Computed, Feather

ston,

Table No. 19.—Cost of collection and disposal of household refuse.


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Report on the Collection and Disposal of Refuse for the City of Chicago, 1914, by I. S. Osborn and J. T. Fetherston.

Report of the Second Special Commission to Investigate the Collection and Disposal of Refuse, City of Boston, 1910.

Report on Refuse Collection and Disposal for City of Albany, 1908, by Wallace Greenalch.

Report to President of Borough of Richmond, 1908, Test of West New Brighton Destructor, by J. T. Fetherston.

Report to President of Borough of Richmond, 1914, Summary of Results of Refuse Disposal at West New Brighton and Clifton Plants, J. T. Fetherston.

Report of the Bureau of Streets Investigation, Chicago, 1913.

Report for year 1914, Department of Street Cleaning, New York City, by J. T. Fetherston, Commissioner.

Specifications for Garbage Disposal System, San Francisco, 1910, Marsden Manson, City Engineer.

Specifications for Refuse Incinerating Plant, Toronto, 1914, by I. S. Osborn, Engineer.

Specification for Clifton Destructor, 1910, J. T. Fetherston, Engineer.

The Collection and Disposal of Municipal Wastes, X. H. Goodnough (Journal of the Association of Engineering Societies, Vol. XL, 1905).

Municipal Refuse Disposal: An Investigation, by J. T. Fetherston, Transactions Am. Soc. C. E., Vol. XL. 1908).

Some Notes on Municipal Cleaning and Refuse Destruction, by J. T. Fetherston, Proceedings of Municipal Engineers, N. Y. City.

Final Disposition of City Refuse by Mixed Refuse Destruction, etc., by J. T. Fetherston, Journal of the Society of Chemical Industry, 1908.

Haüsmüll in Strassenkehricht, by Dr. Clemens Dörr. Die Strassenreinigung in Den Deutschen Städten, by Dr. Ing. Franz Medner. Elektrizität Aus Kehricht, by Etienne de Fodor. General Statistics of Cities, 1909, published by Bureau of Census, 1914. American Society of Municipal Improvements-Statistics. Municipal Journal. Engineering News. Engineering Record.

The CHAIRMAN. The papers to be presented at this session have been completed. It is especially desirable to have some formal debate on the subject, in view of the importance of the subject itself and the importance of the papers presented.

Dr. GUITERAS. As reference has been made by some of the gentlemen to the tropical cities and the request has been made directly that information be given with regard to what is being done there, I think it my duty to inform you on that point, although we are all devoting our time to learning all that we can about it.

In the last two years a system of separate disposal of sewage has been completed in Habana. The discharging place for this sowage of this large city could not be a more favorable one. of Habana is discharged by a separate system into the Gulf Stream. The same may be said with regard to the garbage and street and house refuse. Nothing could be more favorable than this. Still, undoubtedly, the management of this city refuse, the handling of it


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The cost of construction of rapid sand filters is much less than that of slow sand filters, but the cost of operation is greater. Reckoning all charges, the total cost per million gallons of water purified averages distinctly less (about $6 per million gallons) by the rapid than by the slow process.

(d) Germicidal treatment.--Although in the course of years a great variety of chemical substances have been proposed for the disinfection or partial sterilization of water supplies, only a few of these have won any extended practical application. The use of ozone for water sterilization possesses certain theoretical advantages. Several small plants using ozone have been operated in European countries, but in practice the relatively high expense of generating the ozone and bringing it in intimate contact with the water to be treated has so far proved an obstacle to the utilization of this mode of treatment for large supplies. It is possible that the availability of cheap electric power for generating ozone combined with other favorable factors may, under some conditions, render ozonization desirable. The development of cheaper germicidal processes, however, has checked, permanently perhaps, the general introduction of ozonization.

The objection of high cost obtains also with respect to the use of ultra-violet rays. These rays, which are conveniently generated by specially constructed lamps, have a high germicidal power, and quickly destroy bacteria in clear water. Experimentally ultra-violet sterilization has very desirable qualities, but thus far, owing to the expense of operation and to the necessity for a preliminary clarification of very tur. bid waters, it has not been used in this country for large scale installations.

The use of calcium hypochlorite, "chloride of lime," or "bleaching powder” has for some years past quite overshadowed other methods of germicidal treatment. Variations in the character of the water and in the composition of the commercial bleaching powder affect the amount that it is necessary to add to secure germicidal efficiency, but in general the quantity of the powder used ranges from about 5 to 15 pounds for each million gallons of water treated. The cost of bleaching powder under normal conditions has been less than 2 cents a pound; including the cost of application hypochlorite treatment costs not more than one-tenth as much as filtration. The action of the hypochlorite is similar to that of ozone and depends on the strongly oxidizing powers of the hypochlorous acid that is formed when the bleaching powder is added to water.

The advantages of the hypochlorite treatment are the cheapness, harmlessness, ease, and speed with which it may be employed. The chief objection is the liability to the production of disagreeable tastes or odors which its use entails. Chlorine gas itself has a distinctly unpleasant odor even in small quantities, and the action of the hypochlorite on certain organic matters present in water also generates disagreeable tastes and smells. Complaints on this score in communities where hypochlorite treatment of the water is practiced are especially common in cold weather. Waters differ in respect to their tendency to develop objectionable odors, and in practical operation some waters are very troublesome. An important improvement in the field of water disinfection has been the substitution of liquefied chlorine gas (“liquid chlorine") for calcium hypochlorite. The gas, which is generated by the electrolysis of brine, is dried, cooled, and compressed, and is then marketed in liquid form in portable cylinders under pressure. The advantages claimed for the use of the gas include superior economy and simplicity in regulation. Liability to cause unpleasant odors is said to be much less by this mode of treatment. Overdosing, however, may occur both with liquid chlorine and bleaching powder.

RESULTS OF WATER PURIFICATION,

When a polluted water that serves as a source of municipal supply is treated by slow sand filtration the most conspicuous immediate change in the health of the